A mediados de diciembre de 2019, cuando delineábamos la exposición PAISAJE para CASA NARANJA, las autoridades sanitarias de Wuhan detectaron una serie de casos de neumonía producida por una causa desconocida. Prontamente sabríamos que se trataba del Covid-19, un virus silencioso y de alta propagación que para muchos resultó, además, ser letal.
Pocos días después nuestras relaciones sociales y comunitarias, el vínculo con nuestro entorno inmediato, en definitiva, nuestra vida, se vio modificada profunda y vertiginosamente.
A partir de allí, la pregunta que vertebraba esta exposición debió ser replanteada, junto con todas aquellas decisiones y narrativas discursivas y físicas que para ella habíamos imaginado. Luego de varios meses de confinamiento y una gran sensación de incertidumbre, la pregunta sobre el paisaje se volvió una reflexión de rigor, resignificando su sentido casi por completo.
Así, reprogramar PAISAJE se tornó una real experiencia de subjetivación. Volver a articular esta exposición se convirtió, tanto para nosotros como para nuestro anfitrión, en una reflexión sobre su singularidad en este nuevo contexto desafiante y pandémico.
¿De qué modo resignificar su sentido a partir de estas nuevas éticas y estéticas de las relaciones? ¿De qué hablamos, ahora, cuando hablamos de paisaje? Sabemos que un paisaje puede ser natural, urbano, doméstico, industrial, cultural, virtual, social, corporal, e incluso sonoro pero también absurdo y desatinado. Puede inundarnos de paz y sosiego o puede atiborrarnos de información y de ansiedad. Sin duda, el paisaje ejerce su poder sobre nuestro estado de ánimo y nosotros lo empoderamos para que así sea.
Así, “paisaje” resulta ser una noción ambigua y dúctil pero quizás en esa misma indeterminación, y en su resistencia a definirse de una vez y para siempre, radique todo su potencial y riqueza. El uso más habitual del término está asociado a la geografía, al territorio y a su representación visual pero la acepción se ha ido derramando hacia otras ciencias y disciplinas hasta calar bien hondo en el sentido más común. Ante el paisaje somos actores que lo modifican y lo transforman a su antojo y conveniencia pero, también, somos espectadores que lo observan, lo perciben, lo representan y lo simbolizan. El paisaje así es concreto y visible pero también es subjetivo e imaginario, es esa interfaz a través de la cual nos relacionamos con el mundo.
Les proponemos entonces, a través de esta exposición replanteada y virtual, abordar el paisaje como la configuración de una sensibilidad, como un proceso contingente que muta y cambia de acuerdo a factores tan disímiles como los estados de ánimo o los contextos históricos, sociales y políticos.
Probablemente no haya mejor forma de revisitar la noción de “paisaje” que a través de la mirada de los artistas. Ellos se han ocupado de representarlo pero sobre todo de reinventarlo. El paisaje, entonces, es lo que está ahí afuera pero también lo que llevamos dentro, implicando un sentido estético y ético del mundo. “Es en nosotros donde los paisajes tienen paisaje. Por eso, si los imagino, los creo; si los creo, existen; si existen, los veo como a los otros (…)
Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”, decía Fernando Pessoa. Construimos paisaje con intelecto y emoción, con sabiduría e imaginación. Y si de algo podemos estar seguros, es que no somos sin paisaje.
Esperamos que esta exposición virtualizada logre quizás oxigenar un poco las nociones y registros que tenemos del paisaje, y por qué no, como propone Félix Guattari, brindar una oportunidad para subjetivar una nueva ecosofía del mundo.
Florencia Battiti y Daniel Fischer
florencia battiti
(Buenos Aires, 1965)
Curadora, crítica de arte y docente de arte argentino y latinoamericano. Se desempeña como Curadora en Jefe del Parque de la Memoria desde el año 2000. Fue curadora del envío argentino a la 58ª Bienal de Venecia en 2019. Ha realizado tareas de investigación y curaduría de exposiciones de artes visuales en el país y en el exterior. Es Profesora en la Maestría de Historia del Arte y Curaduría de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y en el Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Actualmente es Vicepresidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA) y forma parte del equipo curatorial de BIENALSUR.
DANIEL FISCHER
(Resistencia, 1971)
Arquitecto, profesor y curador independiente de arte contemporáneo. Es docente de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), miembro de la Sociedad de Estudios Morfológicos en Argentina (SEMA) y de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA). Ha realizado curadurías y diseñado exposiciones para museos, galerías y ferias nacionales e internacionales. En 2010 se desempeñó como Guest Curator en la feria Pinta Londres. De 2013 a 2015 fue diseñador de las exposiciones del Museo MAR (Mar del Plata). También fue director del Museo de Bellas Artes René Brusau. Dirige el Programa Federal para las Artes – Art Boomerang en Argentina y el Programa Sismo Uruguay de formación artística.